martes, 10 de julio de 2007

DELINCUENCIA EN LAS CALLES (ed. 2)

Día a día estamos expuestos a diversos peligros, unos mas presentes que otros, pero sin duda la delincuencia es uno de los más recurrentes. Las calles año tras año se ven invadidas por hechos delictivos de esta índole, generando temor en la población, ciudadano por ciudadano. Nadie está exento a ella, Y muchos nos vanagloriamos exigiendo una mano dura e inquebrantable para los responsables, reclamando por más control policial y castigos más fuertes. Pero qué ocurre cuando somos nosotros mismos los responsables de ésta? Cuando nuestros propios hijos y vecinos se encuentran involucrados en actos de esta naturaleza?
Debemos entender que somos nosotros y el sistema los mayores responsables. Pero, como combatirla, erradicarla, guerrear contra ella, cuando aparece como el residuo, el producto de un sistema político-económico, que la produce. Creo que no sólo hay que poner la mirada, en que se trata de una lacra social, en que consiste en el deshecho y en la cara espantosa del sistema, la cual se debe aislar literalmente en una isla o castigar socialmente con cárcel y moralmente con el aborrecimiento, más bien se trata de reconocerla, de buscar cuales son sus causas, por qué se produce. Yo me pregunto, cómo no va haber delincuencia, cuando los medios de comunicación exaltan el consumo y el materialismo como las formas de vida conducentes al bien y a la felicidad. Cuando día a día nos refriegan en la cara las cosas que no tenemos. Cuando observamos el auto nuevo del vecino y nosotros aun en locomoción colectiva. Tenemos que vivir acaso con el conformismo? ¿Tenemos que resignarnos a nacer pobres y seguir así? El mundo fomenta nuestras necesidades, llevando a nuestros instintos a actuar por la supervivencia. Cómo debemos actuar cuando el sistema nos hace empeñar nuestra vida por las cosas materiales, ¿Es que acaso la vida humana vale menos que un MP3? Las tarjetas de crédito son un claro ejemplo de cómo empeñamos nuestro futuro para vivir el presente, pero existe un gran porcentaje de la población que, aunque suene duro decirlo, no tiene un futuro. Sino por el contrario, seguirá eternamente en su misma realidad sin poder aspirar a más, pero deseando más, he ahí la razón principal de la delincuencia. Cómo entonces entre los más pobres, entre los desgraciados psicológica y socialmente, los proclives a los vicios y a los excesos no va a crecer una semilla de ambición por obtener esta forma de felicidad, a cualquier precio.

Cuáles son entonces las medidas que debe tomar el gobierno? Cuales son las políticas públicas contra la delincuencia? Sólo se trata de inyectar más recursos, como los mil carabineros que se integraron en el 2006?, o se trata de conformarse con su coexistencia al lado de la pobreza, la mala salud y la mala educación. Muy por el contrario, debemos estructurar una comunicación social, una cultura social, educar a la población para crear una conciencia en la población. Todo esto, solo quizás, pues no soy nadie para dar una respuesta.

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